Estimados lectores:
Dentro de los objetivos de este sitio se plantea tener un archivo de información para la consulta de las personas que lo requieran; dentro de éste objetivo a continuación se expone una entrevista realizada al Profesor Eduardo Bustos como parte de un proyecto de Tesis sobre Son Huasteco por Juan Pablo Guerrero Cantera hace aproximadamente un año en el XI Festival de la Huasteca en Pánuco, Veracrúz.
Esperamos que sea de provecho esta información:
El milenio del Huapango
Por: Juan Pablo Guerrero Cantera
Reportero
“Más de la mitad de mi vida la he dedicado a la música huasteca”, afirma Eduardo Bustos Valenzuela, profesor de primaria, de biología y además, músico de la Huasteca veracruzana.
Es originario de Chicontepec, Veracruz y es también uno de los principales promotores del son huasteco en la Ciudad de México.
La Huasteca es una amplia región que comprende seis estados de la República Mexicana: Hidalgo, Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla. A pesar de las líneas geográficas que los dividen, los huastecos comparten música, costumbres y tradiciones que los identifican
Dentro de los objetivos de este sitio se plantea tener un archivo de información para la consulta de las personas que lo requieran; dentro de éste objetivo a continuación se expone una entrevista realizada al Profesor Eduardo Bustos como parte de un proyecto de Tesis sobre Son Huasteco por Juan Pablo Guerrero Cantera hace aproximadamente un año en el XI Festival de la Huasteca en Pánuco, Veracrúz.
Esperamos que sea de provecho esta información:
El milenio del Huapango
Por: Juan Pablo Guerrero Cantera
Reportero
“Más de la mitad de mi vida la he dedicado a la música huasteca”, afirma Eduardo Bustos Valenzuela, profesor de primaria, de biología y además, músico de la Huasteca veracruzana.
Es originario de Chicontepec, Veracruz y es también uno de los principales promotores del son huasteco en la Ciudad de México.
La Huasteca es una amplia región que comprende seis estados de la República Mexicana: Hidalgo, Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla. A pesar de las líneas geográficas que los dividen, los huastecos comparten música, costumbres y tradiciones que los identifican
“El primer contacto que tuve con los sones huastecos fue cuando de niño iba al pueblo, cuando escuchaba a los músicos huastecos y cuando se hacían las fiestas regionales”, menciona Eduardo Bustos.
A los dos años de edad llegó a la Ciudad de México y la música huasteca le recordaba a su pueblo:
- ¿Se podría decir que la distancia lo acercó más a su tierra?
“claro, el amor que se le tiene a la región es por herencia”. .
“Aquel que me pidió el gusto, gustoso lo iré empezando”[1]
El señor Norberto Cerecedo López, un reconocido músico huasteco de son de costumbre le enseñó a tocar el violín y con el profesor Rolando Hernández Reyes tomó lecciones de ejecución en huapango más elaborado.
“El primer instrumento que aprendí a tocar fue la guitarra sexta, después fue el violín, después la jarana, la guitarra y luego un poco de arpa”.
“Yo me dediqué cuatro años, íntegros, a escuchar música huasteca. Llegaba de la escuela y la escuchaba, hacia mis tareas escuchándola, y me dormía escuchando la música huasteca en un programa de radio, donde a veces llamaba por teléfono para decir algún verso”.
Entre sus influencias musicales, el profesor Bustos recuerda a Los Hidalguenses, un grupo que se llamaba Los Indios Huastecos, el trío Balcón de las Huastecas, el trío Chicontepec, “y mediante las grabaciones… al viejo Elpidio, al negro Marcelino, los hermanos Calderón, yo saqué muchas ejecuciones de los discos que existían”.
Uno de los compositores huastecos de los que más se recuerda en la región es Nicandro Castillo, autor de las Tres Huastecas, canción conocida en todas las huastecas. Entre los compositores, es uno de los preferidos del profesor Bustos.
“En algún tiempo conocí a Nicandro Castillo, fue un acercamiento muy curioso, me invitaron a mí a un homenaje que le hicieron y yo lo quería conocer porque Nicandro Castillo fue compañero de banca de mi abuela, en Xochiatipan, entonces mi abuela platicaba mucho de él.”
“Yo tenía 20 años cuando fui al homenaje que le hicieron, cuatro meses antes de morir, yo le dije: ‘oiga, don Nicandro, lo quería conocer’ pero él se fue más por preguntarme de mi abuela y no pudimos entablar una buena conversación”.
Al poco tiempo fue a Huejutla a una fiesta y lo busco, pero ese día no lo pudo atender porque venía muy tomado de un jaripeo que se hizo en Santa Cruz Juárez. “A las dos semanas falleció, así que nunca pude platicar con él”.
A los dos años de edad llegó a la Ciudad de México y la música huasteca le recordaba a su pueblo:
- ¿Se podría decir que la distancia lo acercó más a su tierra?
“claro, el amor que se le tiene a la región es por herencia”. .
“Aquel que me pidió el gusto, gustoso lo iré empezando”[1]
El señor Norberto Cerecedo López, un reconocido músico huasteco de son de costumbre le enseñó a tocar el violín y con el profesor Rolando Hernández Reyes tomó lecciones de ejecución en huapango más elaborado.
“El primer instrumento que aprendí a tocar fue la guitarra sexta, después fue el violín, después la jarana, la guitarra y luego un poco de arpa”.
“Yo me dediqué cuatro años, íntegros, a escuchar música huasteca. Llegaba de la escuela y la escuchaba, hacia mis tareas escuchándola, y me dormía escuchando la música huasteca en un programa de radio, donde a veces llamaba por teléfono para decir algún verso”.
Entre sus influencias musicales, el profesor Bustos recuerda a Los Hidalguenses, un grupo que se llamaba Los Indios Huastecos, el trío Balcón de las Huastecas, el trío Chicontepec, “y mediante las grabaciones… al viejo Elpidio, al negro Marcelino, los hermanos Calderón, yo saqué muchas ejecuciones de los discos que existían”.
Uno de los compositores huastecos de los que más se recuerda en la región es Nicandro Castillo, autor de las Tres Huastecas, canción conocida en todas las huastecas. Entre los compositores, es uno de los preferidos del profesor Bustos.
“En algún tiempo conocí a Nicandro Castillo, fue un acercamiento muy curioso, me invitaron a mí a un homenaje que le hicieron y yo lo quería conocer porque Nicandro Castillo fue compañero de banca de mi abuela, en Xochiatipan, entonces mi abuela platicaba mucho de él.”
“Yo tenía 20 años cuando fui al homenaje que le hicieron, cuatro meses antes de morir, yo le dije: ‘oiga, don Nicandro, lo quería conocer’ pero él se fue más por preguntarme de mi abuela y no pudimos entablar una buena conversación”.
Al poco tiempo fue a Huejutla a una fiesta y lo busco, pero ese día no lo pudo atender porque venía muy tomado de un jaripeo que se hizo en Santa Cruz Juárez. “A las dos semanas falleció, así que nunca pude platicar con él”.
Los instrumentos para tocar Son Huasteco son tres: el violín, la jarana y la quinta huapanguera. Los ejecutantes del violín deben tener ciertas características de virtuosismo, pues para “requintear” el son usan notas extremadamente rápidas.
La jarana se incorporó después al huapango, en un principio sólo la quinta punteaba con sonidos bajos la armonía del huapango. La jarana se afina igual que la quinta y le da el registro medio a la conjunción de los tres instrumentos.
Del trío “Aguacero”, el profesor Eduardo Bustos toca el violín, los demás instrumentos son tarea de los hermanos Zubirie Cruz, juntos tienen más de 25 años tocando huapango.
“Antes empecé a tocar a los 17 años con un grupo que se llamaba Yolopactli (remedio para el corazón), toqué ocho años con ellos. Después la misma gente me decía que si quería desarrollarme más, que si quería superarme tendría que cambiar de compañeros. El mismo maestro Norberto Cerecedo me lo dijo”.
Fue así como conoció a los hermanos Zubirie, “nos conocimos curiosamente, yo no sabía tocar el violín y los busqué a ellos para que me enseñarán, pero por azares del destino nunca llegó la persona que me iba a enseñar… y pasó el tiempo”.
Después de unos diez, doce años volvió a buscarlos y les dijo que ya sabía tocar, quería que lo escucharan… “y así fue como empezó el trío, primero, en 1981, nos llamamos los ‘Caimanes Huastecos’ y en 1985 nos conformamos como el trío ‘Aguacero’.”
Eduardo Bustos se considera un músico huasteco al que le gusta más tocar piezas poco conocidas, “no me gusta tocar lo ya conocido, creo que ese ha sido el éxito del trío Aguacero, es lo que predicamos: tocar lo que ya no se toca, no es lo antiguo sino redescubrir hasta cierto punto a la música”.
La música huasteca se compone de tres géneros principales: los sones de costumbre, el son huasteco y el huapango.
Los sones de costumbre forman parte de las ceremonias y danzas indígenas, se tocan en ocasiones especiales como bodas, velaciones, celebraciones religiosas y rituales agrarios, además se toca con instrumentos adicionales a los ya acostumbrados como las sonajas, guitarra, arpas, tambores, etc.
El huapango es un poco más festivo, al igual que el son huasteco. La palabra “huapango” también es sinónimo de fiesta o festejo popular, en donde la gente se reúne alrededor de los músicos y la tarima para bailar, convivir, improvisar versos o tocar algún instrumento.
Al profesor Eduardo Bustos le gusta tocar mucho el son de costumbre, “en nuestras presentaciones siempre ofrecemos un contexto histórico, los antecedentes inmediatos del son huasteco. Conozco muchísimos sones de costumbre que muchos huapangueros afamados y de espectáculo no conocen”.
En su opinión, las canciones más representativas del son huasteco “ya desde hace muchos años, son las que se van por el gentilicio; en el sentido de que se van por la geografía: el hidalguense, el tamaulipeco, el queretano, muestran características de la región”.
“En cuanto a una descripción general de la Huasteca, yo pienso que son todas aquellas que hablan de animales, del entorno”, dijo.
Se ha dedicado a componer con base en ello: “porque siento que a través de los animales conocemos la región en que habitan, como es la relación con el hombre, el tipo de influencia que tienen con él”.
“Incluso los podemos trasponer a la figura humana, cosa que Nicandro Castillo en su momento hizo, y que yo también estoy haciendo con huapangos nuevos, como el alacrán, la campamocha, la rana, van en ese sentido: dar a conocer la Huasteca pero con ayuda de un personaje”.
La jarana se incorporó después al huapango, en un principio sólo la quinta punteaba con sonidos bajos la armonía del huapango. La jarana se afina igual que la quinta y le da el registro medio a la conjunción de los tres instrumentos.
Del trío “Aguacero”, el profesor Eduardo Bustos toca el violín, los demás instrumentos son tarea de los hermanos Zubirie Cruz, juntos tienen más de 25 años tocando huapango.
“Antes empecé a tocar a los 17 años con un grupo que se llamaba Yolopactli (remedio para el corazón), toqué ocho años con ellos. Después la misma gente me decía que si quería desarrollarme más, que si quería superarme tendría que cambiar de compañeros. El mismo maestro Norberto Cerecedo me lo dijo”.
Fue así como conoció a los hermanos Zubirie, “nos conocimos curiosamente, yo no sabía tocar el violín y los busqué a ellos para que me enseñarán, pero por azares del destino nunca llegó la persona que me iba a enseñar… y pasó el tiempo”.
Después de unos diez, doce años volvió a buscarlos y les dijo que ya sabía tocar, quería que lo escucharan… “y así fue como empezó el trío, primero, en 1981, nos llamamos los ‘Caimanes Huastecos’ y en 1985 nos conformamos como el trío ‘Aguacero’.”
Eduardo Bustos se considera un músico huasteco al que le gusta más tocar piezas poco conocidas, “no me gusta tocar lo ya conocido, creo que ese ha sido el éxito del trío Aguacero, es lo que predicamos: tocar lo que ya no se toca, no es lo antiguo sino redescubrir hasta cierto punto a la música”.
La música huasteca se compone de tres géneros principales: los sones de costumbre, el son huasteco y el huapango.
Los sones de costumbre forman parte de las ceremonias y danzas indígenas, se tocan en ocasiones especiales como bodas, velaciones, celebraciones religiosas y rituales agrarios, además se toca con instrumentos adicionales a los ya acostumbrados como las sonajas, guitarra, arpas, tambores, etc.
El huapango es un poco más festivo, al igual que el son huasteco. La palabra “huapango” también es sinónimo de fiesta o festejo popular, en donde la gente se reúne alrededor de los músicos y la tarima para bailar, convivir, improvisar versos o tocar algún instrumento.
Al profesor Eduardo Bustos le gusta tocar mucho el son de costumbre, “en nuestras presentaciones siempre ofrecemos un contexto histórico, los antecedentes inmediatos del son huasteco. Conozco muchísimos sones de costumbre que muchos huapangueros afamados y de espectáculo no conocen”.
En su opinión, las canciones más representativas del son huasteco “ya desde hace muchos años, son las que se van por el gentilicio; en el sentido de que se van por la geografía: el hidalguense, el tamaulipeco, el queretano, muestran características de la región”.
“En cuanto a una descripción general de la Huasteca, yo pienso que son todas aquellas que hablan de animales, del entorno”, dijo.
Se ha dedicado a componer con base en ello: “porque siento que a través de los animales conocemos la región en que habitan, como es la relación con el hombre, el tipo de influencia que tienen con él”.
“Incluso los podemos trasponer a la figura humana, cosa que Nicandro Castillo en su momento hizo, y que yo también estoy haciendo con huapangos nuevos, como el alacrán, la campamocha, la rana, van en ese sentido: dar a conocer la Huasteca pero con ayuda de un personaje”.
Tradición contra Modernidad
El son huasteco ha entrado de lleno a la pos modernidad, en el metro se venden discos de huapango, se baila huapango en todos los estados de la república. En el Distrito Federal, está concentrado el mayor número de emigrantes huastecos.
“La popularización del son huasteco trae muchas ventajas, primero que todo: demanda, trabajo para los huapangueros, oportunidades de grabación”.
El profesor Bustos se considera una persona que ha vivido muy de cerca la evolución del son huasteco: “me considero incluso un pilar del son huasteco en el Distrito Federal”.
El trío Aguacero ha representado la primicia de las famosas huapangueadas. “Nosotros empezamos a crear este tipo de eventos para ayudar a otros tríos. Ahora ya se ha vuelto comercial, la gente contrata uno o dos tríos y les da lo que quieran, queda como un negocio”.
“¿La evolución del huapango en la modernidad?… en primer lugar es letrística, las letras se han enriquecido y yo me consideró parte de ese enriquecimiento pues he escrito mil y tantos versos de son huasteco para huapangos tratando de reivindicar y completar el acervo de sones que hay”.
El profesor Eduardo Bustos ha escrito un libro llamado Cantares de mi Huasteca donde explica las formas literarias del son huasteco: “el libro tiene propuestas de versos para sones como La Acamaya, El Triunfo, La Rosa.” En la música tiene compuestos 45 huapangos.
El conflicto modernidad – tradición ya ha afectado a la música huasteca: “hay gente en el Distrito Federal que quiere crear un nuevo huapango, cosa que yo no veo bien”.
“El huapango tiene sus antecedentes y nosotros hemos luchado por conservarlo tal como es. No veo la razón por la cual le modifiquen letra, instrumentación, ritmo, siento que no se debe hacer”.
“Se pueden hacer versos que te hablen de la problemática social… pero versos que te hablan de los camiones, de los microbuses, del metro ¡no!… Porque no es el contexto regional el que se está abarcando”.
Uno de los alumnos del profesor Bustos ha hecho una grabación con músicos cubanos que interpretaron cuatro huapangos con instrumentos cubanos. “En un principio lo vi mal, pero después dije, si los músicos están tocando la música huasteca como la sienten, no tienen la culpa, ellos no tienen jarana ni guitarra, están tocando con lo que tienen”.
“La interpretación que hicieron está muy bien, tan bien que yo tengo mucho miedo de que guste y en un momento dado, guste tanto que desplace al original”.
El Milenio del Huapango
“La popularización del son huasteco trae muchas ventajas, primero que todo: demanda, trabajo para los huapangueros, oportunidades de grabación”.
El profesor Bustos se considera una persona que ha vivido muy de cerca la evolución del son huasteco: “me considero incluso un pilar del son huasteco en el Distrito Federal”.
El trío Aguacero ha representado la primicia de las famosas huapangueadas. “Nosotros empezamos a crear este tipo de eventos para ayudar a otros tríos. Ahora ya se ha vuelto comercial, la gente contrata uno o dos tríos y les da lo que quieran, queda como un negocio”.
“¿La evolución del huapango en la modernidad?… en primer lugar es letrística, las letras se han enriquecido y yo me consideró parte de ese enriquecimiento pues he escrito mil y tantos versos de son huasteco para huapangos tratando de reivindicar y completar el acervo de sones que hay”.
El profesor Eduardo Bustos ha escrito un libro llamado Cantares de mi Huasteca donde explica las formas literarias del son huasteco: “el libro tiene propuestas de versos para sones como La Acamaya, El Triunfo, La Rosa.” En la música tiene compuestos 45 huapangos.
El conflicto modernidad – tradición ya ha afectado a la música huasteca: “hay gente en el Distrito Federal que quiere crear un nuevo huapango, cosa que yo no veo bien”.
“El huapango tiene sus antecedentes y nosotros hemos luchado por conservarlo tal como es. No veo la razón por la cual le modifiquen letra, instrumentación, ritmo, siento que no se debe hacer”.
“Se pueden hacer versos que te hablen de la problemática social… pero versos que te hablan de los camiones, de los microbuses, del metro ¡no!… Porque no es el contexto regional el que se está abarcando”.
Uno de los alumnos del profesor Bustos ha hecho una grabación con músicos cubanos que interpretaron cuatro huapangos con instrumentos cubanos. “En un principio lo vi mal, pero después dije, si los músicos están tocando la música huasteca como la sienten, no tienen la culpa, ellos no tienen jarana ni guitarra, están tocando con lo que tienen”.
“La interpretación que hicieron está muy bien, tan bien que yo tengo mucho miedo de que guste y en un momento dado, guste tanto que desplace al original”.
El Milenio del Huapango
El profesor Eduardo Bustos siempre ha sostenido que el son huasteco va a tener su época dorada, y está comprobando sus suposiciones: “estamos en el milenio del huapango, antes no había concursos, no había eventos, no había tantos discos, no había talleres, no había capacitación para niños, no había métodos escritos”.
“¿Por qué ahora nos estamos preocupando? Porque estamos viviendo la era del huapango y prepárense porque esto viene duro, en el Distrito Federal hay más de 150 tríos huastecos”, informó.
En la Escuela Normal Superior de México, el profesor Bustos tiene a su cargo el Taller de Huasteco, donde enseña a sus alumnos a tocar violín y los preceptos de la versería huasteca.
“Tenemos que trabajar mucho en la formación de tríos concientes, siempre les digo a mis alumnos que se comprometan con el son huasteco y que lo respeten, si al rato los oigo tocando cosas que no tienen nada que ver me molesta”.
“Yo me considero un músico viejo, a pesar de que soy relativamente joven, me considero así porque tengo las enseñanzas de los viejos, tengo ese sentir. En mis floreos, en mis versos… tengo el compromiso de seguir ese ejemplo”.
[2] Verso del huapango “Mi Xilitla”,
SI DESEA MAS INFORMACIÓN SOBRE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "ZOOLÓGICO DECIMAL DE LA HUASTECA" Entrevista con el Profesor Eduardo Bustos del día 27 de Julio en el marco del XII Festival de la Huasteca en Huauhchinango Puebla
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http://www.azteca21.com/index.php?option=com_content&task=view&id=6650&Itemid=3
1 comentario:
felicidades por el material expuesto. ¿Pueden ayudarme para encontrar una obra de Don Nicandro Castillo, que dedicó a Chapulhaucán? Muchas gracias...
Leonel Chávez
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